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A
Soy un mozo pobre y bueno que en la vida me he curtido, yo soy como siempre he sido para todo franco y leal. No debo ni a mí me deben y si hay algo en mi pasado yo bien sé que está borrado, porque a nadie le hice mal. A mí me llaman Juan Tango, para qué voy a contar, mi cuna fue un barrio pobre humilde como es el pan, traigo en los ojos antojos de agua florida y percal. Bajo el ala del chambergo genio y figura de mi ciudad a mí me llaman Juan Tango para qué voy a contar. Para mí todos son buenos porque a golpes con la vida me gusta que a mí me midan lo mismo que mido yo. Yo siempre he sido sencillo y si el pasado me llama con fragancia de retama voy dejando mi canción.  +
A mí no me interesa tener que trabajar. A mí no me interesa tener que madrugar. Total la vida es aire con humos de verdad. Yo sigo la garufa sin mirar pa’atrás. A mí no me interesa que pase el carnaval; Pierrots y Colombinas en todo tiempo habrá. A mí no me interesa que charlen los demás. ¡Que siga la garufa! Yo me divierto igual. A mí no me interesa que charlen los demás. ¡Que siga la garufa! yo me divierto igual. Si es rubia o es morocha, si no sabe bailar, a mí no me interesa, yo me divierto igual.  +
Recién pulsé la guitarra con la intención de cantarte el verso que te gustaba y que hice para vos. Y apenas pude empezarlo, me ahogué en la primera parte donde dice que no había más amor que el de los dos. Esto te prueba que el corazón del que te extraña sabe sentir. Tibio solcito de la mañana, ando sin ganas ya de vivir. Solo, es inútil, no puedo estar, mi pensamiento te aprisionó, si no te olvido ni hoy que estás lejos, ni hoy que estoy viejo, qué sufro yo. Estoy que no me conozco muriéndome de tristeza, entre las cuatro paredes del pobre cuarto que ayer brillaba por lo limpito y hoy ni se pone la mesa, porque falta la patrona que se fue con mi querer.  +
¡Adiós, pampa mía! Me voy... Me voy a tierras extrañas. Adiós, caminos que he recorrido, ríos, montes, tapera donde he nacido. Si no volvemos a vernos, tierra querida, quiero que sepas que al irme dejo la vida. ¡Adiós! Al dejarte, pampa mía, ojos y alma se me llenan con el verde de tus pastos y el temblor de las estrellas, con el canto de tus vientos y el sollozar de vihuelas que me alegraron a veces y otras me hicieron llorar. Me voy, pampa mía... Adiós, caminos que he recorrido... Adiós, llanuras que he galopado... ¡Adiós pampa mía! Me voy camino de la esperanza. Adiós, llanuras que he galopado, sendas, lomas y quebradas, lugares donde he soñado. Yo he de volver a tu suelo, cuando presienta que mi alma escapa como paloma hasta el cielo... ¡Adiós! ¡Me voy, pampa mía!  +
Hoy que regresa tu silbato y el invierno llama con voces sigilosas al ayer, tendré encendida la luz de tu recuerdo y desde el último andén te llamaré. ¡Bajate aquí!, bebé esta copa de ternura que entre tu ausencia y mi locura corre el tren. Corre el tren peregrino por el viejo camino, más allá del dolor, más allá de mi amor, más allá del destino. Corre el tren peregrino por el largo camino, y en un sueño lejano vendrás a mi mano llenando el andén. Será lo mismo, puede ser, pero en las cosas hay una triste sensación de no sé qué… Las mismas lluvias de ayer no dan más rosas, Los mismos cielos de ayer no dan más fe. ¡Adiós, te vas…! Queda el saludo del pañuelo con que agitabas tu desvelo desde el tren.  +
Pero por Dios, quiero vivir para sentir ese placer. Quiero, mi bien, con ansias locas tu linda boca, poder besar. Si supieras el dolor que llevo dentro de mi alma, que no puedo hallar un momento de calma que alivie mi pecho de este gran dolor, pues tú vives en mi mente cual imagen adorada, sos la mística flor delicada por la cual suspiro con ardiente amor. Tú eres alma de mi alma buena, que calma la pena, que con gran empeño quiero que este sueño sea el sueño eterno de este gran amor; tú eres fuente inagotable que alimenta mi cariño. Con la misma ingenuidad de un niño yo confío en ti como si fuera en Dios. Virgen de amor, ven hacia mí porque sin ti, no puedo estar. Ven, ¡oh, mi bien!... Ven, ¡oh, mi encanto! y oirás el llanto que hay en mi ser.  +
Te alejaste del rincón natal tras un sueño de distancia, sin pensar que allá quedaban los seres que te amaban y yo con mi inconstancia. Agonía de vivir sin vos o morir en un camino... Y me alejé dejando atrás la maldición sobre los dos y éste es el pago que me das. Ahora no me conocés, me borró tu ingratitud. Aunque dejes mi alma trunca no podrás olvidar nunca lo de nuestra juventud. Algún día llorarás, todo el daño que me hacés. Te busqué sin darme paz, por cariño, nada más y ahora, no me conocés. No se juega con un corazón, como vos lo hacés conmigo. No pongás el gesto huraño, buscarte fue mi engaño y hallarte, mi castigo. Yo no sé cómo podés fingir este asombro en mi presencia. Yo que soñaba esta ocasión, te vi pasar, te oí reír y se hizo trizas mi ilusión.  +
Negra macumba que zumba el tambor. ¡Ha muerto un moreno y ha muerto de amor! Triste retumba, retumba su son: ¡Ha muerto un hermano de nuestro color! Y cruzan la noche los negros y el coche que encierra un reproche de sangre y pasión. Y canta un cortejo de labios bermejos poniendo reflejos de antorcha en la voz. Alhucema, se llamaba la morena, que a la muerte lo arrastró. Negra loca, fue la sangre de su boca que a los negros embriagó... Doble pena, uno vive en sus cadenas y otro ha muerto por su amor. Negra macumba, qué oscura canción, tu sombra derrumba la sombra de Dios. Lumbra, relumbran los negros que van rezando, llorando al son del cantar. Se aleja el entierro con cantos de negros y llanto de perros que intuyen dolor. la hoguera del canto se ha ido apagando con llanto llorando. Y el fúnebre carro se hunde en un barro de sombras, rodando.  +
Alma mía, ¿con quién soñás? He venido a turbar tu paz... No me culpes, soy un cantor que ha querido mezclar a tu sueño, un verso porteño borracho de amor. Si despiertas, no maldigas. Llego aquí porque te adoro, porque sufro, porque imploro, porque quiero que me digas si es verdad que cuando sueñas me acarician tus amores... Mariposa, tus colores me han robado el corazón...  +
Compás floreado de tango que al apretarme en tus brazos, me está encendiendo en los labios una palabra de amor. Otro tango si no es tarde para bailarlo los dos, al son de un ritmo que late lo mismo que un corazón. El tiempo pasa de largo cuando te abrazo en un tango. Y estoy muriendo de antojos por besarte en esos ojos que al mirar me están quemando. El tiempo pasa de largo cuando te abrazo en un tango. Mientras se quiebra la voz de la orquesta que dice de tango y amor. Compás floreado de tango me está endulzando el acento para decirte "te quiero" con mi mejor expresión. Por tu amor y donde cuadre se hace tango mi emoción, al son de un ritmo que late lo mismo que un corazón.  +
Anselmo Acuña, el resero, cuando se siente cantor en su humildad de gorrión, tiene el alma de un jilguero. Ni lerdo, ni ventajero, manso y fuerte como un buey Anselmo Acuña, el resero, es un criollo de ley. Tropa, tropa, tropa, no la llorés, corazón... Hermanos de las estrellas eran los ojos de aquélla, dos trenzas de seda negra coronaban su cabeza, y era su boca una breva, como una herida cereza. Por qué que aumentar la tristeza... no la llorés, corazón.  +
Aroma de un amor que mi emoción va dibujando, aroma de un amor que vi llegar sólo soñando. Pensar que has de volcar en mi vivir amargo la luz de un corazón hecho canción para mí... Anoche no dormí y sin querer soñé despierto: mi anhelo de cariño febril te buscaba; y luego en su rumor la noche me besaba, pidiéndole al Señor un milagro de amor. Te escucho muy lejana y vibra mi ilusión, suspiran las fontanas y gime mi canción. Quisiera que las horas me traigan con la aurora, como una flor sonora el eco de tu voz. Quisiera que tus ojos por mí llorando estén, y así que se agigante la fuerza de mi fe. Quisiera que tus labios lejanos y tan fríos, repitan con los míos que me has de querer.  +
Arrancame de mi pecho esta duda que me mata y envenena mi existencia. Decime si es verdad que tu cariño, que era mi única alegría ya se ha muerto para mí. Yo no quiero la limosna de tu boca mentirosa, que hoy me besa con engaño. Prefiero que me hables con franqueza, y que tengas entereza pa’ decirme la verdad. Quiero yo saber qué te pasa a vos, que te encuentro entristecida, si hasta pa’ mi amor noto con dolor que te estás mostrando esquiva. Quiero que me hablés, quiero yo saber por qué has cambiado tanto. ¡No, no llorés...! Si yo ya sé que vos bien me querés. Esas lágrimas me dicen que los celos me cegaron, que sos la misma de antes. Perdoná todo el mal que yo te he hecho, arrebato que en mi pecho una duda alimentó. No llores, he conseguido arrancarme de los ojos la venda que los cubría. Y ahora con mis besos yo quisiera olvidar este momento que nos amargó a los dos.  +
Desvelado tu ausencia me tiene, padeciendo mi bien, sin cesar, y tu nombre a mi memoria viene por la sed insaciable de amar. Es en vano llorar, nada calma el dolor que atormenta mi ser abatido destrozando mi trono de amor. Vuelve pronto, mitiga el quebranto, que tu ausencia me mata ¡ay, de mí! Nadie seca el afligido llanto que mis ojos derraman por ti. Vago errante, sin fe, desafiando el dolor sin tener más amparo que el cielo y esperando que vuelva mi amor.  +
B
Un pedazo de barrio, allá en Pompeya, durmiéndose al costado del terraplén. Un farol balanceando en la barrera y el misterio de adiós que siembra el tren. Un ladrido de perros a la luna y el amor escondido en un portón. Los sapos redoblando en la laguna y a lo lejos la voz del bandoneón. Barrio de tango, luna y misterio, calles lejanas, ¡cómo estarán! Viejos amigos que hoy ni recuerdo, ¡qué se habrán hecho, dónde andarán!'"`UNIQ--ref-00000002-QINU`"' Barrio de tango, qué fue de aquella, Juana, la rubia que tanto amé. ¡Sabrá que sufro, pensando en ella, desde la tarde que la dejé! Barrio de tango, luna y misterio, ¡desde el recuerdo te vuelvo a ver! Un coro de silbidos allá en la esquina. El codillo llenando el almacén. Y el dramón de la pálida vecina que ya nunca salió a mirar el tren. Así evoco tus noches, barrio 'e tango, con las chatas entrando al corralón y la luna chapaleando sobre el fango y a lo lejos la voz del bandoneón.  +
Viejo barrio de mi ensueño, el de ranchitos iguales, como a vos los vendavales a mí me azotó el dolor. Hoy te encuentro envejecido pero siempre tan risueño, barrio lindo. .. Y yo qué soy... Treinta años y mirá, mirá que viejo estoy... Mi barrio reo, mi viejo amor, oye el gorjeo… soy tu cantor. Escucha el ruego del ruiseñor que, hoy que está ciego, canta mejor. Busqué fortuna y hallé un crisol; plata de luna y oro de sol. Calor de nido vengo a buscar. Estoy rendido de tanto amar. Barrio reo, campo abierto de mis primeras andanzas, en mi libro de esperanza sos la página mejor. Fuiste cuna y serás tumba de mis líricas tristezas. Vos le diste a tu cantor el alma de un zorzal que se murió de amor.  +
¡A ver mozo! Traiga y sirva caña fuerte, grapa o whisky ¡bien frappé! Para ahuyentar estas penas que atoran mis venas de rabia y de sed. Y si al recuerdo me abrazo usted no haga caso ¡castíguemelo!... Eche hasta que el vaso lleno se retobe de veneno como yo... Para arrancarme sus males yo quiero hartarme de alcohol, que estos amores cobardes se prenden al alma y apagan mi sol... Y si mi mente se agota de tanto y tanto beber... siga llenando mi copa, que es honda y es loca la sed de un querer... ¡A ver mozo! Traiga y sirva caña fuerte, grapa o whisky <span class="unclear">pa´ l dolor...</span> [[Category:Lyrics with unclear passages]]  +
De aquí, de Boedo y San Juan, voy a cantar un tango triste y sentido... Porque quiero saludar y recordar, el barrio donde he nacido... Dónde quedó la emoción de mi niñez, con cielo azul de rayuelas... ¡Barriletes de color, ilusiones de papel, que ya el viento se llevó!... Todo aquello, ¿dónde está, esquinitas de mi ayer, de aquí, de Boedo y San Juan? Hoy, que empiezo a encanecer y a comprender lo que es la vida... ¡Qué daría por volver y por tener la edad perdida! Hoy, que empieza el otoñal anochecer de mi existencia... ¡Cómo añoro lo que fue el paisaje tan fugaz de aquel claro amanecer!... De aquí, de Boedo y San Juan salí una vez y me perdí en la distancia... ¡Quién no sueña en el café alguna vez, hacerse un viaje hasta Francia!... ¡Allí mi barrio quedó lejos de mí, pero muy cerca de mi alma! Y en las noches de París su recuerdo se agrandó y en diez años no volví... Y al volver, yo lo encontré tan cambiado, que lloré igual que cuando me fui... Hoy, que empiezo a encanecer y a comprender lo que es la vida... ¡Qué daría por volver, y por tener la edad perdida! Hoy, que empieza el otoñal anochecer de mi existencia... ¡Cómo añoro lo que fue el paisaje tan fugaz de aquel claro amanecer!... Todo aquello, ¿dónde está, esquinitas de mi ayer, de aquí, de Boedo y San Juan?  +
Buenos Aires, la reina del Plata, Buenos Aires, mi tierra querida, escucha mi canción que con ella va mi vida. En mis horas de fiebre y orgía harto ya de placer y locura, en ti pienso, patria mía, para calmar mi amargura. Noches porteñas, bajo tu manto dichas y llanto muy juntos van. Risas y besos, farras corridas, todo se olvida con el champán. Y a la salida de la milonga, llora una nena pidiendo pan... Por algo es que en el gotán siempre solloza una pena... Al compás rezongón de los fueyes un bacán a su mina la embrolla, y el llorar del violín va pintando el alma criolla. Buenos Aires... cual a una querida si estás lejos, mejor hay que amarte, y decir toda la vida: antes morir que olvidarte…  +
C
He querido borrarte de mi vida y en cada pensamiento te encuentro cada día. He querido callar mis sentimientos mostrando indiferencia, limando tu recuerdo. He tratado de ahogar, con firme anhelo, el grito de este amor que es mi secreto y esta noche, quebrando mis empeños, ha roto mi silencio la voz del corazón. Cada día te quiero más y en mi afán te nombro. Cada día te extraño más, a pesar de todo. Cada día que pasa con cruel insistencia tu imagen se agranda, se agranda y se aleja. Y sé que es muy tarde ya, que he quedado solo, solo a solas con mi propio error... y te extraño más. He rodado al azar por cien caminos buscando inútilmente perderte en el olvido, he querido engañar mis propios sueños, diciendo que es mentira que me ata tu recuerdo. He tratado con vana indiferencia, de ahogar mi corazón y mi conciencia, y esta noche que lloro tu recuerdo, comprendo que no puedo callar al corazón.  +